11 de octubre de 2012

Ópera en crisis económica.

La Ópera es una actividad artística que engloba varias artes, entre ellas:
  • la lituratura, que es la base para realizar la adaptación musical.
  • la música, con la que el compositor transcribe con más o menos acierto al lenguaje musical la obra literaria.
  • la arquitectura, porque se realiza una puesta en escena y necesita de una ambientación decorativa para situar la acción.
  • la pintura, porque a la arquitectura hay que vestirla con sus mejores galas.
  • el teatro, ya que toda la puesta en escena se realiza utilizando las técnicas de este arte.
  • la moda, para vestir a los intérpretes de forma más o menos acorde con todo lo anterior.
Para dar vida a un montaje operístico tiene que haber un gran equipo de personas, cada una de ellas especializadas en un materia concreta, que trabajando juntas, colaborando conjuntamente, consiguen poner en movimiento toda la maquinaria que hace que los espectadores que nos sentamos en la sala, podamos disfrutar de una dosis de arte en tiempo real.

¿Es viable una programación de ópera en tiempos de crisis?
Si se prepara una programación atractiva que contenga títulos de los llamados "de repertorio" que fomente que los teatros se llenen reponiendo producciones, seguramente no resultaría muy difícil lograr que una temporada sea viable. Si a eso le unimos la negociación con los principales protagonistas de las producciones, que no siempre sólo son los cantantes, para que los honorarios se ajusten al máximo, el éxito está asegurado.

Si de por sí, la ópera tiene colgado el "sanbenito" de elitista, es el momento idóneo para rebajar los precios de las entradas, ya que si se echa mano de producciones ya vistas en temporadas anteriores, y la inversión para la reposición no implica un desembolso económico en la misma cuantía que se necesita como cuando se origina la producción. Ésta puede ser una oportunidad para incorporar nuevo público, ya que los espectadores que vieron la producción original en la temporada de estreno, seguramente no quieran volver a pagar una entrada para ver la misma puesta en escena.

Indudablemente habrá quien piense que en una situación económica precaria no se justifica que se mantenga una representación artística que necesita de unos recursos económicos que pueden destinarse a políticas más urgentes, principalmente sociales. No voy a ser yo quien diga lo contrario, pero sí añadiré que la cultura también sabe adaptarse a las circunstancias en situaciones críticas.

Cualquier manifestación cultural puede llevarse a cabo con los medios mínimos necesarios para que el resultado se satisfactorio. Sólo es necesario poner en marcha todos los recursos que nos permitan analizar de manera objetiva si es imprescindible la utilización de algún elemento para poder realizar la producción, y realizar una análisis exhaustivo de todos aquellos elementos que resulten superfluos y sean prescindibles, sin que la producción resulte incompleta. Es difícil llegar a ese equilibrio, pero para eso se exige un esfuerzo adicional.

Recientemente el actual director del Teatro Real se ha quejado públicamente de que esta institución se encuentra a niveles comparables a los grandes teatro europeos pero con unos recursos económicos muy inferiores a los que manejan esos mismos teatros. Seguramente le hubiera gustado llevar a cabo una temporada más ambiciosa para el Teatro Real, y supongo que es consciente de que actualmente se encuentra en un país que está soportando una crisis económica de gran envergadura, y que si se informa todos los días, verá que afecta a todos los sectores de la sociedad, y no por ello la ópera debe quedar exenta de las restricciones económicas.

En Madrid, debido a que su afición es muy conservadora, quizá el proyecto modernizador que pretende implantar el Sr. Mortier añadiendo repertorio contemporáneo al ya existente, ha llegado en el peor momento y que por lo tanto deberá ser paciente y adaptarse a las circunstancias y poner en modo pausa el proyecto modernizador, o sino, desarrollarlo en un plazo de tiempo más largo.

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